¿Qué es la macrobiótica?

La macrobiótica es el arte de vivir en armonía con el orden natural de nuestro entorno, manteniendo la salud física y la vitalidad, y desarrollando una mente serena y clara.

La dieta macrobiótica se basa en la utilización de alimentos ecológicos y equilibrados que estén en armonía con las necesidades de nuestro cuerpo en cada momento.

A través de lo que comemos cada día, creamos nuestra habilidad para adaptarnos a climas y condiciones diferentes. Nuestras necesidades alimenticias no son las mismas en invierno que en verano, y varían también en función de nuestra actividad física, ritmo de vida, etc.

La macrobiótica busca el equilibrio a través de la alimentación para cada individuo, según su situación particular y en función de sus necesidades.

Pero la macrobiótica es mucho más que una dieta, es una filosofía de vida, que busca también el equilibrio en otros factores que influyen en nuestro bienestar; aconsejando el ejercicio adecuado para el cuerpo y la mente, así como pautas para hacer de nuestro hogar un entorno más saludable.

 

¿Qué beneficios proporciona?

Cuando tomamos alimentos que no están en armonía con las necesidades de nuestro organismo, como carnes, huevos, quesos, etc. Creamos una necesidad proporcional de tomar sustancias como el azúcar, estimulantes, etc. en un intento de equilibrar nuestra condición física y especialmente mental.

Este tipo de alimentos, que llamamos «extremos», producen un estrés innecesario a nuestro organismo, agotándolo y haciendo que trabaje en exceso.

La macrobiótica se basa en el consumo de alimentos “de centro”: alimentos equilibrados tanto a nivel nutricional, como energético.

El consumo habitual de alimentos equilibrados nos permite disfrutar de un nivel energético mucho mayor, sin producir altibajos emocionales, ayudándonos a sentirnos cómodos, más centrados y saludables.

La dieta macrobiótica se compone de alimentos integrales, orgánicos y, siempre que sea posible, sin procesar.  Se reemplaza el uso habitual de carbohidratos simples: arroz blanco, pasta y pan blanco, azúcar, etc. por carbohidratos complejos: arroz integral, pasta y pan integral, etc. Esto asegura un flujo más estable de glucosa en sangre lo que nos permite sentirnos con energía por más tiempo, sin producir cambios de humor, ni deseos de dulces. Reduciendo además, el riesgo de sufrir diabetes en edad adulta.

Nuestra fuente habitual de proteína es de origen vegetal: legumbres, algas, semillas, nueces,… ayudando a que se reduzca el riesgo de sufrir enfermedades coronarias en el futuro, pues reducimos el consumo de grasas saturadas y colesterol procedentes de alimentos de origen animal como carnes y lácteos.

Nuestra ingesta de fibra es abundante. La encontramos en el cereal integral, las semillas, legumbres, verduras y frutas. Colaborando así en la salud de nuestros intestinos.

El uso de alimentos fermentados como miso, chukrut, tamari, umeboshi y encurtidos favorecen la producción de bacterias digestivas beneficiosas para nuestra salud intestinal. No olvidemos, que es en los intestinos donde se realiza la absorción de nutrientes que acabarán transformándose en nuestras células. “Somos lo que comemos”.

¿Qué es eso del yin y el yang?

Todo es energía.  La energía está en continuo movimiento y transformación. En un ritmo constante, el día deja paso a la noche, la primavera al verano, la niñez a la adolescencia, la actividad al descanso…

El yin y el yang son dos formas de expresión de esa energía:

  • Yin: muestra una tendencia a la pasividad, al frío, a la dilatación, a la humedad…
  • Yang: muestra una tendencia a la actividad, a la contracción, al calor, a la sequedad…

En macrobiótica prestamos mucha atención a cubrir las necesidades nutricionales de los que la practican, pero también sus necesidades energéticas.

Si conocemos el efecto energético de los alimentos, podemos crear platos adecuados para cubrir esas necesidades.

  • Los alimentos yin: tienen un efecto enfriador, expansivo, relajante…
  • Los alimentos yang: tienden a calentarnos, secarnos y producir más contracción y tensión.

Entender el efecto de los alimentos nos da una herramienta muy valiosa para poder elegir lo que más nos conviene en cada momento.

 ¿De dónde procede?

El primer registro reconocido del término macrobiótica se encuentra en los escritos de Hipócrates, el padre de la medicina occidental, y lo utilizó para describir a las personas longevas y sanas: macro significa grande o amplio y bios vida.

En el siglo XVIII el médico y filósofo alemán Hufeland, escribió un libro sobre salud llamado “Macrobiótica, o el arte de prolongar la vida”.

Pero no fue hasta casi un siglo más tarde cuando la macrobiótica empezó a sentar sus bases, gracias a dos pedagogos japoneses Sagen Ishitsuka M.D. y George ohsawa, que se auto curaron de graves enfermedades adoptando una dieta simple de arroz integral, sopa de miso, algas marinas y alimentos tradicionales. Ohsawa se dedicó desde entonces a difundir el modo de vida macrobiótico por muchos países.

Fue así como Mishio Kushi, uno de los padres de la macrobiótica moderna, entró en contacto con esta filosofía de vida, popularizándola más tarde a través de fundaciones e Institutos.

¿Por qué se ha puesto de moda?

Cada vez son más conocidos los beneficios que la dieta macrobiótica aporta, no sólo por las personas que la practican, sino también por reputados científicos nutricionistas.

Nuestra pirámide nutricional no se aleja de las sugerencias nutricionales que se ofrecen desde la Organización Mundial para la Salud o desde la Escuela de Salud de Harvard, donde investigadores cardiovasculares informan que aquellos que siguen una dieta macrobiótica durante un periodo medio de dos años, virtualmente no corren riesgo de enfermedades coronarias, la principal causa de muerte en la sociedad moderna.

¿A qué personas les va especialmente bien la macrobiótica?

La macrobiótica es para todos. Todas las personas se pueden beneficiar de comer de una manera equilibrada, desde niños hasta ancianos.

Estudios médicos han demostrado que una alimentación macrobiótica es beneficiosa para mejorar la nutrición infantil, para reducir conductas agresivas y violentas entre jóvenes y para mejorar la salud geriátrica y psiquiátrica.

No obstante, son las personas con problemas de salud, las que experimentan mejoras importantes al realizar un cambio en su alimentación hacia alimentos más limpios, orgánicos y energéticamente equilibrados.

Problemas como retención de líquidos, estreñimiento, problemas de piel, sinusitis, colesterol, hipertensión, etc.…mejoran rápidamente.

1 comentario en “¿Qué es la macrobiótica?”

  1. Begoña Murguzur

    Efectivamente, mi primer interés por la macrobiótica fue a raíz de un problema de retención de líquidos.
    A los 10 días de comenzar el tratamiento (dieta macrobiótica) noté una gran mejoría en mi situación.
    Posteriormente y después de unos cursos en Araotz guiados por Isabel hoy es el día en que sigo con la macro y con resultados satisfactorios.

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