Ya hemos comenzado a cosechar las primeras calabazas de este año. Estábamos todos deseando volver a disfrutar de su dulzor y su textura acastañada. Nuestra preparación favorita, sin ninguna duda, es asada.
La incorporamos a horneados de verduras, papillotes y nos encanta prepararla sola, en rodajas finitas que queden crujientes.
Si puedes, elige la calabaza valenciana o la potimarron, contienen menos agua que la alargada y es más dulces y cremosa.
Ingredientes:
1 trozo de calabaza cortado en rodajas
Sal
Shoyu
Hierbas aromáticas (opcional)
Jengibre (opcional)
Aceite de oliva virgen extra
Elaboración:
Pon a calentar el horno a 200 ºC
Corta la calabaza en rodajas de 1/2 a 1 cm. Las puedes hacer también más finas, quedarán más crujientes y necesitarán menos tiempo.
Masajea las rodajas con una pizca de sal.
Colócalas en una bandeja para horno sobre papel de hornear.
Pulveriza con un poco de shoyu y finalmente con un poco de aceite de oliva.
Dejar el aceite de oliva para el final es importante, si lo añadimos al principio formará una película que impedirá que los ingredientes salados se integren bien en la calabaza.
Si quieres añadir aromáticas este es el momento, puedes utilizar laurel, romero, tomillo, incluso rodajitas de jengibre que armonizan muy bien con el sabor dulce.
Hornea en la bandeja central con ventilador durante unos 10 minutos. El tiempo dependerá de la cantidad de calabaza que utilices y del espesor de la rodaja.
Mira de vez en cuando y cuando sientas que está tierna puedes apagar y dejar dentro mientras se enfría ligeramente.
Cocínala con amor… y ¡Qué te aproveche!
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