Me preguntan siempre en los retiros cómo hago las cremas.
La respuesta suele ser muy sencilla: utilizo solamente 2 ingredientes, mucha cebolla y la verdura con la que quiera preparar la crema.
Habitualmente se sorprenden de que no lleve cremas o natas porque la textura suele ser muy cremosa. La clave: utiliza el agua justa. Si utilizas demasiada el sabor se diluye y si incorporas patata para espesar también.
La segunda clave: utiliza productos ecológicos de calidad. Noto que las verduras ecológicas y de la huerta son mucho más sabrosas, entre otros motivos porque no suelen tener tanto contenido de agua y el sabor está más concentrado.
La tercera clave: acompaña a la cebolla mientras la pochas, y déjala bien pochadita, cuidando de que no oscurezca para que no modifique el color de la crema.
La cuarta clave: deja que la crema repose antes de triturarla. Si puedes, déjala unas horas o de un día para otro.
La última y más importante: cocina la crema con mucho amor. Ten presencia en lo que haces, mientras cortas las verduras, mientras las revuelves en la cazuela… Escucha los sonidos del aceite, siente el calor del fuego… Sé una con la crema.
Y básicamente eso es todo.
Anímate a probar y me cuentas…
Ingredientes:
2 cebollas grandes cortadas en juliana
La misma cantidad en volumen de calabacín
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Elaboración:
En una olla, yo utilizo las de hierro fundido, calienta un chorrito de aceite.
Incorpora la cebolla cuando esté caliente y comienza a pochar con una pizca de sal.
Cuando comience a estar doradita y brillante, añade el calabacín picadito y otra pizca de sal.
Saltea 3 a 5 minutos y a continuación añade el agua justa para cubrir las verduras. Tapa la olla y lleva hervor.
Baja la llama y cocina a fuego medio hasta que el calabacín esté tierno.
Apaga, rectifica de sal si hace falta, deja que repose un tiempo si puedes y luego tritura para que quede bien cremoso.
Yo la he decorado con un poco de cebolleta salteada y unas habitas de la huerta escaldadas.
Cómo suele pasar… ¡no sobró nada!
Cocínala con amor… y ¡Qué la disfrutes!