Crema dulce de chirivía a la cúrcuma

Nieva en Araotz… Apetece una crema de raíces dulces… Que nutran y calienten en profundidad, y que a la vez relajen y reconforten… Chirivía se me antoja la mejor opción.

La crema de chirivía es ideal para los días fríos de noviembre. Esta raíz nutre la energía de pulmón e intestino grueso, su color blanco, su gran cantidad de fibra y su energía ligeramente contractiva, ayuda a notificar los órganos asociados a la energía de otoño.

Ingredientes:

4 cebollas

3 chirivías

2 hojas de laurel

Aceite de oliva virgen extra

Sal marina

1 a 2 c.s. de miso de arroz

Una pizca de cúrcuma (opcional)

Crema de chirivía

Elaboración:

Corta las cebollas en jualiana fina. Corta la chirivía  por el método rodado o en trozos de tamaño homogéneo.

Saltea las cebollas en una olla con un poco de aceite de oliva y una pizca de sal.

Cocina hasta que comiencen a estar doraditas. Cuánto más pochadas estén, más dulce te quedará la crema.

Añade ahora la chirivías, otra pizca de sal y saltea un par de minutos.

Si quieres utilizar la cúrcuma ahora es el momento. Añádela junto a una pizca de pimienta negra. La cúrcuma dará un color ligeramente dorado a la crema, además de aportar sus propiedades antiinflamatorias y un toque especial al sabor de la crema.

Cubre los ingredientes con agua, deja que sobrepase un dedo por encima. Añade las hojas de laurel dobladas por la mitad y lleva a hervor.

Baja la llama, y cocina tapado a fuego medio hasta que las chirivías estén tiernas. El tiempo dependerá del corte que hayas utilizado.

Cuando estén tiernas, coloca un poco de caldo de la cocción en un bol y diluye el miso.

Añádelo todo a la cazuela y rectifica de sal si fuera necesario.

Tritura hasta obtener una consistencia cremosa.

Sirve con unos brotes u hojitas verdes por encima.

¡Cocínala con amor… y qué te aproveche!

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